Aulas y docentes en la educación 2.0: desencuentros en las redes del aprendizaje digital




Aulas conectadas a pesar del sistema educativo


En la educación tradicional, el aula es el espacio físico donde el hecho educativo sucede en el encuentro entre el profesor y sus alumnos, en el marco de una institución educativa. Es más, muchas personas asocian al acto educativo solamente a esa instancia. Los sistemas educativos rondan e inciden en este formato fuertemente presencial.


Ya a principios de la primera década de este siglo las aulas tradicionales se están transformando con la inclusión de las tecnologías de la información y la comunicación. En el ámbito educativo, los gobiernos de gran cantidad de países latinoamericanos han propuesto medidas para la introducción de tecnología en los sistemas educativos de nivel básico y secundario, y en particular en las aulas, tomando el modelo 1 a 1#. Por ejemplo, en Argentina ya se han entregado más de 1 millón de notebooks a alumnos de secundaria#.

Puedo hablar desde mi experiencia como docente, y a dos años de desarrollarse el plan, he encontrado por parte de los profesores, preocupación, ganas de aprender y desorientación, entre otra sensaciones, a pesar de que la oferta de cursos de formación, por parte del Ministerio de la Nación, ha sido muy consistente (Dussel y Quevedo: 2010).

En estos momentos del modelo 1 a 1, la introducción de la tecnología digital en el aula genera una sensación de incertidumbre y pone en cuestionamiento la centralidad docente como eje protagonista de la enseñanza. Esto queda demostrado además, por el mismo sistema educativo que prohíbe el acceso a internet desde las escuelas conectadas. Por lo tanto, en las aulas del 1 a 1, por lo menos en Argentina, Internet es un espacio vedado para el aprendizaje dentro de las aulas. Todavía los docentes no están preparados para una gestión educativa en el momento de las clases presenciales con Internet.

Sin embargo, los alumnos con los dispositivos que tienen a su alcance para no dejar de estar conectados: esto queda en evidencia cuando los alumnos acceden a las redes sociales a través de sus dispositivos móviles en cualquier momento de una clase escolar. ¿Por qué no aprovechar ese tipo de conexión para utilizarlos en los momentos pedagógicos?.

Las aulas, tradicionales y del modelo 1 a 1 siguen reproduciendo el paradigma transmisivo e informativo de la educación tradicional como explican Area Moreira,  Aparici, Osuna, Silva, Cobo, Movarec y otros especialistas en educación y tecnologías.

Mientras tanto, parece que los alumnos andan en otra sintonía. Se percibe un desfase entre lo que hacen en su vida cotidiana con respecto al acceso a la información y la tecnología, y la propuestas que se desarrollan en las aulas. Para graficar estas ideas no podemos dejar de lado que el aula se construye con las fuentes de información a las que acceden los alumnos. El libro de texto y los materiales impresos son las fuentes de información principales que se encuentran en las aulas escolares. Para indagar qué fuentes consultan realicé una encuesta#. Los resultados dicen lo siguiente:

  • la mayoría tiene como medio de comunicación preferido a Internet seguido por la televisión. Ninguno eligió el libro.
  • como práctica cultural prioritaria tienen navegar por internet y redes sociales por sobre visitar amigos y hacer deportes, por último sin votos estudiar.
  • no todos los alumnos tienen internet, pero el 80 % si tiene cuenta en Facebook.

Nicholas Carr (2010) describe que “con mucha frecuencia las políticas escolares que prohíben celulares, correo electrónico o sitios de redes sociales en las escuelas, están nadando contra una corriente muy poderosa”. Por eso, la realidad de las aulas dista muchísimo a lo que propone una educación 2.0 donde se prioriza el uso pedagógico del entorno digital. Para ello la escuela no solo debería estar integrada con acceso a Internet, sino abierta al conocimiento, al constructivismo digital y a la web social. Esto implicaría una postura de replanteo de los espacios del aula.

Un paso hacia un aula 2.0 es diseñar actividades aulicas para hacer visibles las conexiones que realizan los alumnos de manera “subterránea” en los espacios de la práctica educativa (Carr: 2010). A través de sus dispositivos móviles, los alumnos hacen uso y abuso de ellos dentro, pero el sistema educativo sigue aislando Internet como parte del ecosistema educativo. Entonces, el diseño de esas actividades deberían ir más allá de lo que pasa en el momento del aula presencial, sino que el alumno puede desarrollar sus actividades en cualquier momento y en el mundo digital con una serie de posibilidades de conexión a otros espacios digitales en tiempo real. Esto es lo que se llama aprendizaje ubicuo (Carr: 2010). La escuela deja de ser el único y principal lugar donde se producen los aprendizajes. La escuela debe bajar de su pedestal y por lo tanto, el docente debe tomar el aula como un espacio más de aprendizaje y no central. Siempre enseñando a los alumnos a manejarse en el caos informativo, y a discriminar ante la infoxicación y la busura informacional.
Para reflexionar sobre el replanteo del aula en la educación 2.0, Manuel Area (2012) explica  que “el aula o sala de clase debiera convertirse en un centro de recursos de aprendizaje donde tengan cabida experiencias de aprendizaje variadas, con libros, con tecnología digital y con otros materiales manipulativos”. Por lo tanto, debe proveer a los alumnos de experiencias ricas y valiosas en el ecosistema digital como espacio de cultura y conocimiento. Para ello, propone Aera Moreira, cualquier docente “tiene que aprender y ser competente en desarrollar nuevas funciones o tareas que ocurren el el ciberespacio, y a la vez, entremezclarlo con la experiencia empírica de la vida en el aula de clase”.

Aunque las aulas escolares están conectadas a Internet a pesar del sistema educativo que va en contra. Sería una obligación que el aula 2.0 ya por definición debería estar inmersa en la cultura digital, donde los alumnos y docentes sean “emirec”, “prosumidores”, protagonistas esenciales de la cultura participativa y la inteligencia colectiva.

El acceso y la promoción de la cultura de la participación en la educación 2.0 debe ser un derecho de todo estudiante y docente. Para que los recursos fluyan de lo digital al aula física, y más allá, es decir después del horario de clase. El aprendizaje invisible se hace visible como parte del proceso de una persona no en situaciones de aula tradicional nada más, sino también en ambientes digitales, donde el docente como intermediario y adoptando diferentes roles, que que ya veremos en el siguiente apartado.

Si los docentes y el sistema educativo no se hacen cargo del aprendizaje y dejan que los alumnos naveguen en la deriva de las redes sociales e Internet la educación seguirá buscando respuesta de la distancia que se produce del mundo digital y las aulas escolares.

Aula 2.0: resultado de búsqueda en Google Imágenes


Docentes conectados: ¿viejas formas para nuevos roles?



El ingreso de las tecnologías en las aulas necesita que el docente replantee su rol, ya que el solo ingreso de las TIC no garantiza nada. Y este docente tiene que estar presente como punto de partida en el ecosistema digital. Puesto que los alumnos están allí, el docente también. Pero implicado en la reflexión de lo que ve en el mundo digital pueda ser aplicado en las prácticas educativas. El docente tiene que indagar y actuar en lo digital para darle un sentido pedagógico que pueda transmitir a sus alumnos.  

A pesar de estar allí donde los alumnos están en su vida digital, Antonio Delgado, describe al profesor tradicional que aunque utilice la tecnología sigue siendo el mismo:

  • dicta sus clases a la misma hora y en el mismo lugar
  • utiliza el mismo estilo de enseñanza: conferencia magistral y taller
  • utiliza el mismo material didáctico: libros, revistas especializadas y fotocopias
  • utiliza la misma herramienta tecnológica: Proyector y PowerPoint™
  • promueve el aprendizaje memorístico-repetitivo
  • administra el mismo tipo de examen: estandarizado
  • aclara dudas en clase o en horas de oficina presencial (si está)
  • utiliza el mismo conocimiento durante décadas
  • sólo está conectado al quehacer académico
  • siente, piensa y actúa de igual manera

Este acomodamiento y aplacamiento se expresa en el dictado de clases. Pero reitero que la tecnología no realiza el cambio necesario para un docente en la educación 2.0. El desafío está en abandonar el modelo transmisivo es parte de la construcción hacia de un docente o profesor 2.0.

Hay que reconocer que estamos en un momento de transición hacia la práctica de la educación en entornos de la web social. Esto lleva a un replanteo de qué lugar ocupa el docente cuando se introduce en el espacio digital donde impera la incertidumbre y el caos informacional. Las respuestas de todos los temas están por descubrirse y es el conocimiento que adquiere una vez más su carácter relativo por lo cual el desarrollo de habilidades de evaluación crítica, tanto para los alumnos como los docentes es clave.

Otra clave está en reconocer el rol de artesano en la construcción del acto de educativo desde el punto de vista del aprendizaje. Ser docentes artesanos digitales implica descubrir la capacidad de creación que tenemos en la web 2.0. Esta filosofía nos obliga a no quedarnos con lo sabido de antemano, sino de introducirnos y producir objetos de aprendizajes abiertos en la cultura digital. Ser protagonistas de la activación del deseo del conocimiento junto a los alumnos.

Manuel Area Moreira (2012) desarrolla cuatro metáforas del docente 2.0: como “DJ de discoteca”, como “Content Curator”, “Community Manager” y “Community Manager”. Más allá de estas denominaciones Area Moreira# (2012) desarrolla las actividades del docente 2.0:


  • Buscar de modo permanente información o contenidos en Internet potencialmente valiosos para sus estudiantes.
  • Seleccionar/filtrar aquellos contenidos que considere relevantes para su clase y ofrecérselos a su alumnado bien creando un entorno digital donde dichos contenidos están organizados, bien publicitándolos en los espacios de comunicación que utilizan habitualmente sus alumnos (bien Moodle, Edmodo, Facebook, Twitter y otras redes)
  • Crear escenarios o entornos de aprendizaje virtual ex profeso para su materia y su alumnado a partir del remix o mezcla de unidades o piezas diversas que están disponibles en Internet. Estos entornos deben señalar los objetivos de aprendizaje, solicitar actividades o acciones a desarrollar por los estudiantes, ofrecer guías u orientaciones para cumplimentar la actividad, y a ser posible, los criterios de evaluación de la misma.
  • Animar, supervisar y tutorizar la interacción comunicativa que desarrollan sus estudiantes en la red, en general, y de modo más específico en las redes o espacios de comunicación propios de la clase.
  • Dar visibilidad a las producciones digitales de sus estudiantes en la red de modo que otras aulas y colegios conozcan lo que realizan, y sobre todo a las familias para que sean conscientes de la productividad académica, cultural e intelectual de sus hijos.  

De este modo vemos que el docente 2.0 se transforma en un asiduo protagonista en las redes sociales. La mentalidad wiki y conectivista se hará carne en sus actitudes. Por eso, para ser promotor de las culturas digitales es imperativo que conozca y se construya en la cultura de la convergencia de medios. Puesto, que para Dolors Reig (2012), es una tendencia creciente en educación del aumento del tiempo de estudio online, aprovechando las ventajas de que las plataformas de trabajo que se usan en muchas escuelas están en “la nube”, en internet, y disponibles desde cualquier lugar y momento. Esta autora (Dreig: 2012) desarrolla la idea del aprendizaje aumentado y es el usuario que tiene en la web y los dispositivos móviles como el espacio protagonista del aprendizaje del ciudadano .


Hacia el encuentro aulas y docentes en el mundo 2.0


Las aulas escolares no tienen el rol principal de generar una cultura de la participación. Son las tecnologías sociales las que le dan la posibilidad a los usuarios de ser solamente lectores o productores partícipes de estos espacios. En la escuela es el profesor el que controla los momentos de la clase. Entonces, la Educación 2.0 propone que el alumno y el profesor estén en estos espacios y cada uno deje de estar cooptado por el mercado y puedan ser productores de contenidos y además desarrollar estrategias de aprendizaje más allá del aula de clase. Por lo tanto, educar ya no es un lugar y espacio determinado. Elaborar estrategias didácticas por fuera del ámbito escolar es un desafío para los docentes de la educación 2.0.

El docente 2.0 deja su matriz potencial, para ampliar su espacio de influencia educativa. Tiene más responsabilidad y trabajo por crear una nueva aula: el aula 2.0 donde el aprendizaje permanente es uno de los paradigmas más importantes en la educación del siglo XXI. Es tiempo de volver a la creatividad y romper con lo establecido. Pensar y actuar la educación como un entramado, donde tanto docentes como alumnos como autores en relación en conexión permanente con contenidos y otras personas fuera de los "muros" de la clase.

Mi reflexión final es transformar la idea tradicional de “aula”. Pienso en ambientes abiertos en forma digital, en nodos interrelacionados, más como una red social, no asociada unicamente a la configuración didáctica que viene de siglos atrás, que nos hace pensar  la educación en forma distribuida, abierta en distintos formatos y no encerrada en espacios virtuales de un "aula".




Fuentes:

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Comentarios

Anónimo dijo…
Totalmente cierto, muy interesante. Me hizo acordar mucho a las ideas de McLuhan en su texto "El aula sin muros" que precisamente estuve releyendo en relación con algo que ocurrió en mis clases (o mejor dicho fuera de ellas ya que tuvo que ver con twitter). Si bien McLuhan se refería a medios como la radio y la televisión, a estas alturas, ya sabemos que sus ideas se aplican perfectamente a internet.
Hola Gabriela:

gracias por comentar y pasar por Tecnoeducando. Estamos empezando con la idea de una aula sin muros, quizás es el gran desafío que nos plantea la cultura digital a los docentes de esta era. ¿Cómo nos preparamos para eso?.

Saludos

Fernando

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